Los dinosaurios podrían ser muy diferentes a como siempre los hemos representado

Publicado 11 diciembre, 2017 por Pablo
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Los dinosaurios y, en general los animales ya extintos, nos causan mucha fascinación en gran parte debido al misterio que los envuelve. Lo único que nos conecta con ellos y nos permite imaginar qué aspecto tenían realmente, son, generalmente, fósiles y huesos. Por ello, la interpretación que hacen los llamados «paleoartistas» es tremendamente importante, y un nexo de unión entre el arte y la ciencia. 

Gracias a estos artistas, en el imaginario colectivo existe una imagen concreta de cómo eran un tiranosaurio, un triceratops o un mastodonte. 

Si bien es cierto que estas imágenes están en gran medida contaminadas por la inexactitud de obras de la cultura popular (en especial de Parque Jurásico, la genial película de Spielberg que no cuenta entre sus méritos el ser demasiado rigurosa en lo que se refiere a la interpretación de estas criaturas), uno de estos paleoartistas ha ido más allá al afirmar que incluso las consideradas representaciones científicas podrían ser erróneas. 

Se trata de C.M Kosemen, que en 2012 publicó, junto al también ilustrador John Conway, el libro «All Yesterdays: Unique and Speculative Views of Dinosaurs and Other Prehistoric Animals (Todo el ayer: Las únicas y especulativas vistas de los dinosaurios y otros animales prehistóricos)». En él explica como, en su opinión, las representaciones de estos animales se han basado sólo en sus esqueletos y eso puede haber llevado a una gran disparidad entre cómo se han dibujado y cómo eran en realidad. 

Para ello, ha realizado dibujos de animales existentes siguiendo las técnicas que se utilizan para representar animales a partir de fósiles:

Esta podría ser la interpretación de un hipopótamo a partir de sus huesos

Esto es un babuíno 

Y así podrían interpretarse unos cisnes a través de sus esqueletos

La teoría de Koseman es que estos dibujos se basan en una información escasa, y que podría haber elementos que no se han conservado en los fósiles, o formas que ni siquiera podemos imaginar:

«Por ejemplo, podría haber dinosaurios herbívoros que tuvieran una carcasa como la del pangolín o el armadillo que no se hubiera preservado como un fósil. También podría haber dinosaurios con púas como las de un puercoespín»

Uno de los puntos que más le preocupa en especial es el de la representación de los cráneos y sus elementos:

«La referencia siempre han sido los cocodrilos. Lo más importante son los dientes y la grasa facial. Los lectores deben comprender que todos los dinosaurios que vemos en los medios, especialmente en la cultura popular, parecen tener sus cabezas recubiertas de cuero. Siempre tienen esas sonrisas extrañas dejando ver los dientes».

Las tesis de este artista no están exentas de polémica, y ha recibido críticas por «simplificar» el trabajo de la paleontología. Aunque se admite que hay un sesgo, no es algo tan sencillo como pintar sobre la forma de los huesos. Se trata de representaciones basadas en estudios que muchas veces llevan décadas, y se toman como referencia formas ya conocidas teniendo en cuenta si se trata de un mamífero, un herbívoro, etc.

Como señala el ilustrador Jose Antonio Peñas Artero en Voz Pópuli

 «No reconstruimos los seres poniendo una capa de piel en los huesos. La anatomía comparada es fundamental en estos casos. Si alguien reconstruye un cachalote o una orca, nunca le pondría una cola de reptil o pez. Cualquier anatomista identificaría los cráneos de esos animales como de mamíferos, y aunque nunca encontráramos sus colas, sabría que en el movimiento natatorio los mamíferos ondula en el plano vertical, porque nuestra espina dorsal se mueve así”.

Koseman se defiende de las críticas señalando que en su libro no trata de hacer una generalización sobre todas las representaciones que se han hecho hasta la fecha, sino sobre ciertos aspectos de la apariencia y los comportamientos que pueden ser cuestionados en algunos casos.  Su intención es, según afirma, el intentar ofrecer otro punto de vista a estas representaciones que puedan incluir elementos más allá de los que pudieran haber llegado hasta nosotros a través de fósiles como pelo, plumas, espinas, grasas, etc. En el libro se centran también en retratar los posibles comportamientos de los dinosaurios, como muestran las siguientes ilustraciones, esta vez del co-autor del mismo, John Conway.

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Más allá de que sus afirmaciones sean un poco polémicas, siempre es bueno que haya debate en temas tan fascinantes como éste para que podamos aprender más acerca de tan espectaculares animales que poblaron La Tierra millones de años atrás.

Fuentes: Voz Pópuli, Atlas Obscura, io9, Scientificamerican

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